Por Francesca García
Mucho hablamos de la cultura de la cancelación, pero poco hablamos de un fenómeno nacido paralelamente al cual, coloquial y cariñosamente, he querido identificar como “La cultura de la indignación”.
Pero, ¿qué es la cultura de la indignación? A partir del auge de la comunicación instantánea de las redes sociales, identifico este fenómeno como la tendencia sistemática a expresar la rabia o disconformidad frente a cualquier problema de carácter social y/o político de manera impulsiva, sin hacer una reflexión del fenómeno y sin ofrecer una propuesta racional para dar una mejor solución. Suena a algo bastante común y es porque, probablemente, hemos caído ante el incentivo perverso de la interacción instantánea propiciada por las redes sociales, donde se premia la respuesta rápida sin que haya una reflexión a consciencia de por medio, lo que estimula el instinto de supervivencia de nuestro cerebro primigenio reptiliano, buscando las soluciones y respuestas más inmediatas y más viscerales, sin pensar en la sostenibilidad al largo plazo de estas mismas (las soluciones tipo Bukele al problema de la seguridad, por ejemplo). Esto nos lleva a confiar ciegamente en liderazgos autoritarios y en figuras mediáticas que nos potencian el sesgo de confirmación de la inminencia e inevitabilidad de las soluciones desesperadas, lo que a su vez potencia el nacimiento de populismos y de un clima de antagonismo y polarización social. Esto, a su vez, se potencia con la cultura de la cancelación, donde quien no comulgue con las soluciones desesperadas ni los liderazgos autoritarios, se puede ver enfrentado a la turba social y al ostracismo político.
Para finalizar, invito a reflexionar y a ser críticos con la metodología de análisis de la realidad que buscamos potenciar con nuestros discursos ¿nace nuestro discurso de la razón? ¿qué tan constructivo resulta pensar en soluciones políticas y sociales desde la rabia y la indignación? ¿Podemos generar soluciones a largo plazo? ¿Es una inevitabilidad la extrema polarización social? Da para pensar y reflexionar sobre el peso de nuestra responsabilidad individual ante la construcción de discursos que permean en la sociedad.
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