La columna aborda la idea de los “delitos de alta gama” en Chile, donde se observa una descomposición de la sensación de justicia y una cultura de ostentación. Se mencionan diversas formas de acceder a vehículos de lujo, algunas legales y otras ilegales, como el narcotráfico o el robo violento. Se critica la desconexión de la elite judicial con los problemas de la población y la normalización de delitos en los medios. También se señala la falta de indignación ante crímenes y la ineficacia del sistema judicial. Además, se menciona la situación de los incendios forestales y se aboga por considerarlos como actos de terrorismo. Se critica la falta de acciones contundentes contra el crimen organizado y se hace referencia al “octubrismo” como un delito. En resumen, se plantea la necesidad de una justicia más efectiva y una respuesta contundente ante los problemas sociales y criminales en el país.