Reflexiones de un Socioliberal: ¿Por qué militar en Libres Chile?

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Este 7 de Octubre será un hito muy importante para el liberalismo chileno en años. Se establecerá como partido en formación, en su primer trámite administrativo, el primer partido liberal integral Chileno desde la vuelta a la democracia: Libres Chile

Liberal integral porque defenderá todas las libertades: la libertad política, la libertad económica, el liberalismo internacional y las libertades individuales incorporando los llamados “temas valóricos”.

Junto a lo anterior será la que hemos denominado Casa de Todos los liberales. ¿Qué significa esto en la práctica? qué será un espacio donde podrán convivir desde liberales igualitarios hasta minarquistas/libertarios. Incluso más de algún firmante se declara filosóficamente anarcocapitalista. Esto pudiese pensarse como una tensión interna entre lo que clásicamente denominamos derecha e izquierda. Frente a este escenario naturalmente alguien podría pensar. ¿Por qué un socioliberal, pensamiento más incorporado a nivel Chileno en la tradición histórica concertacionista, pudiese convivir con un minarquista en un mismo movimiento?. Algunas reflexiones personales:

¿Por qué me declaro Liberal?. Porque creo firmemente en que cada persona tiene derecho a desarrollar su proyecto de vida buena, mientras no afecte la libertad individual de los demás y bajo el respeto del estado de derecho. Creo en la igualdad ante la ley, la igualdad de oportunidades, la separación de poderes, y por sobretodo que el centro de toda sociedad es el individuo, con sus diferentes expresiones políticas, morales, de gustos, de etnias y una sin fin lista de pluralidades. Suena tal vez un poco de sentido común, pero bueno sorpresa: La mayoría de estos son principios básicos del pensamiento liberal moderno asi que tal vez eres liberal y no lo sabes.

Creo que si no protegemos, como diría Mario Vargas Llosa citando a Frederik Hayek, la libertad como un concepto único en todas sus facetas, no es posible el desarrollo integral del ser humano y de nuestra sociedad y por lo tanto ésta no puede ser violada por entes externos. Como entes externos me refiero a desde “la tiranía de la mayoría” (como llamaba John Stuart Mill), la intervención del gobierno de turno, menos gobiernos populistas y obviamente menos aún gobiernos autoritarios. Por qué no decirlo, también, tampoco por poderes oligárquicos que desfiguran la noción de que somos libres e iguales, independiente de la “lotería de identidades” que llamaba Rawls, o el donde nos puso inicialmente el denominado “estado de la naturaleza” de John Locke.

Por otra parte, recientemente el partido libertario alcanzó sus firmas para declararse partido en formación. En ese contexto una reflexión atingente es, por qué alguien que cree tan firmemente en la libertad no milita en ese partido por ejemplo. Bueno, una respuesta rápida es que creo que en el mundo libertario chileno hay mucho neoconservador que se ha apropiado del concepto, y bueno, con conservadores ni a la esquina. El liberalismo es profundamente progresista en su definción más elemental.

Ahora bien una respuesta con mayor reflexión es, por más simple de lo que parece, que me considero Liberal y No Libertario. Hago esta distinción en un contexto histórico donde el libertarianismo se formó como una corriente más aguda que el liberalismo, o una evolución. Si bien, por ejemplo, creo que cualquier defensor de la libertad debiese leer “La ética de la Libertad” de Rothbard, tengo profundas diferencias con conceptos de ese mundo.

No creo que el estado sea un ente agresor central dominante y avasallador de todos los derechos per se (enemigo moral). Más bien lo rescato como un ente más en las organizaciones de nuestra sociedad, dentro del derecho de autodeterminación y libertad de asociación que reconocía Mill entre hombres Libres. No puedo considerarlo un enemigo moral, siempre que se gobierne como indicaba Locke bajo “el consentimiento de los gobernados” y como diría Montesquieu respetando las leyes propias que hemos creado para asegurar nuestra libertad. Es por ello que su acción debe estar muy delimitada y para eso los liberales somos expertos.

Más allá de que podamos discutir la veracidad del hecho, no puedo llamar a los impuestos un “robo forzado y legalizado a gran escala”. En política las palabras importan y, si creo que el estado, bien utilizado, moderno, enfocado primero en asegurar nuestras libertades individuales y respetando la libre iniciativa privada, puede ser un insumo para asegurar la libertad sustantiva de los más desfavorecidos, simplemente no me puedo parar desde esa vereda moral. Básicamente para cosas tan mínimas como mejorar condiciones viales, asegurar la autonomía y adecuado funcionamiento del poder judicial, asegurar la defensa, entre otras acciones, el estado tiene que sacar plata de alguna parte. No creo que el estado empresario sea esa solución.

Si bien creo que la libertad y el permitir el desarrollo del proyecto de vida de cada individuo debe ser la primera tarea del estado, no creo que la libertad esté por sobre la democracia. Me considero profundamente demócrata, creo en los acuerdos y la negociación política como herramientas para resolver nuestras disputas ideológicas de manera pacífica. En ese sentido no puedo defender posturas de personeros de tendencia más libertaria chilenos (o que han venido a Chile) de justificar dictaduras o violaciones al estado de derecho, aunque fuese de manera transicional, en defensa de la libertad. Sin libertad política no hay democracia.

¿Ahora bien por qué me declaro socioliberal?. Sí, socioliberal y no socialdemócrata. Hago esta distinción ya que en general estas líneas de pensamiento han sido aliados políticos frente al desafío de recuperar y profundizar la democracia en nuestro país, pero no son lo mismo. Declaradas mis razones de el por qué me declaro liberal líneas arriba, si tengo algunas diferencias con el liberalismo de corte más clásico y a la vez con la socialdemocracia.

Creo que efectivamente el libremercado es la mejor forma de canalizar la iniciativa, el desarrollo, la tecnología y en general nuestra relación contractual entre ciudadanos. Como decía Mill si se bloquea esta fuerza positiva el resultado es la “inercia mental” de sus ciudadanos y una mayor facilidad de ser absorbidos por la “tiranía de las mayorías”. No obstante por lo mismo creo que la educación es un foco importantísimo para la razón pública que habilita la libertad sustantiva.

No creo en la “desigualdad” como un problema, no obstante comparto la tesis de Rawls de que la desigualdad es tolerable en la medida de que signifique que todos avanzamos, cada uno a su ritmo, algunos tomando riesgos antes que otros, hacia el progreso. Si abandonamos a nuestros compatriotas más desfavorecidos podemos caer en la frivolidad de la riqueza que indicaba Adam Smidth e ignorar el “velo de ignorancia” entre seres humanos que nos lleva siempre a buscar un cierto nivel de certeza.

También creo en lo planteado por Adam Smith que en general frente a la incertidumbre, los seres humanos actuamos de forma egoísta y efectivamente “el egoísmo del panadero es lo que permite que haya pan”. No obstante, también creo firmemente en lo que el mismo Smith señalaba que, a la hora de juzgar y evaluar a “los otros”, tendemos a ser más empáticos, imparciales y que por lo tanto pensamos en el otro, sentimos simpatía por él.

Creo, como señalé anteriormente, en la utilización de cargas impositivas como insumo para la estrategia país. No creo necesariamente que necesitemos subir nuestra carga ni soy fanático de los estados de bienestar. Incluso creo que nuestra carga impositiva está muy mal distribuida, y que hoy con menos impuestos podemos recaudar más. Pero si tenemos que sacar plata de alguna parte para asegurar que cada compatriota sea efectivamente libre independiente de su condición social, podemos focalizarla en temas que afecten la razón pública y el contrato social. Por ejemplo, temas medioambientales, o a temas que finalmente puedan volverse problemas de salud pública como impuesto a drogas (despenalizando el consumo), tabaco y alcohol , etc. Tampoco me opongo a gravar recursos naturales, al final del día prefiero quitarle los impuestos al consumo directo de la gente y ponérselo a recursos no renovables.

Todo esto responde finalmente a que pienso que, tal como decía Mill, los hombres al final del día lo que buscan es su felicidad y ella reside en nuestra libertad, pero esa felicidad trasciende a nosotros mismos y se completa cuando es compartida con otros y recae en elementos más allá de lo productivo. O dicho de otra forma, no podemos considerarnos

verdaderamente felices y libres frente a la miseria de otros o no seremos verdaderamente felices solo por alcanzar solos una meta particular.

Dicho todo esto por qué como socioliberal quiero y creo que debo militar en Libres Chile. Daré una respuesta utilizando una lógica deductiva.

Hay una primera respuesta que es filosófica. Los partidos políticos representan ideas, creo deben tener una formación en filosofía política fuerte (no adoctrinamiento), y no ser funcionales, identitarios ni anti algo. En ese sentido, a pesar de considerarme políticamente de “centro”, alternativas como Amarillos Por Chile o incluso el ala más moderada del Partido de la Gente quedan fuera porque responden más a una contingencia, ya sea de polarización de la política o de desacreditación del sistema de política, que a una filosofía particular.

Otras alternativas como el Partido Liberal o Evolución Política creo que han caído en no efectivamente representar la libertad como una libertad única. Como liberales limitamos a la izquierda con el socialismo y a la derecha con el conservadurismo. Y si bien podemos hacer política con cualquiera de ellos, ya que como dice Cristobal Belollio las fronteras del liberalismo son muy porosas, la estrategia de coalición de estos partidos creo que han terminado abandonando la libertad económica o la libertad individual en temas morales.

Libres Chile aparece como una alternativa amplia, cuyo rector filosófico es la libertad en su amplio espectro, pero que posee realismo político y mira hacia el centro político desde el mundo del liberalismo. Por consiguiente se distancia de posiciones extremas de izquierda y derecha y de los populismos.

Aparece como una alternativa que quiere hacer política, tomar los desafíos del Chile de los próximos años, pero entregar soluciones al corto y mediano plazo y no esperar alcanzar una utopía para ello. Es un partido profundamente demócrata que, como buenos liberales, asume el desafío continuo de modernizar nuestro sistema político y avanzar en libertades individuales que por tanto tiempo el mundo conservador le ha negado a los ciudadanos. No puedo quedarme fuera de esta cruzada y desde mis diferentes posturas aportaré a encontrar la mejor forma de lograr esos objetivos.

¿Tendré diferencias con minarquistas y libertarios?. Sí probablemente, pero seguro rescataré de ellos argumentos valiosísimos para defender la propiedad y libertades en temas como el aborto, la eutanasia y el consumo de drogas. Quizás aprenda mucho de los aportes de la Escuela Austriaca y tendremos buenos debates versus la economía clásica o incluso la keynesiana. Al final del día lo más importante es que juntos defenderemos el derecho de cada individuo a desarrollar su proyecto de vida buena como estime conveniente para alcanzar su felicidad plena.

Nos vemos este 7 de Octubre para iniciar todos juntos este hermoso camino.

Pablo Guzmán Valenzuela
Miembro Comité Político de Libres Chile

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