La dictadura venezolana.
Finalizaron las elecciones en Venezuela con denuncias, protestas, celebraciones y daños colaterales en desarrollo. La esperanza del voto da paso a la incredulidad y frustración de la oposición. Maduro celebra una victoria en su estilo socarrón y afianza la dictadura a paso firme. Al populismo venezolano poco le importan las formas ni los efectos inmediatos y mediatos. Tampoco le importa la democracia tal y como la conocemos y ejercemos desde el sur del mundo. La oposición tiene las actas y el respaldo de cientos de venezolanos desesperados, Maduro tiene el monopolio de la fuerza y una constitución a la medida, y un discurso trasnochado que lamentablemente sigue vigente en el mundo, en Venezuela y en Chile. Seguimos tropezando con la piedra del socialismo en su variante populista de los “derechos sociales” y su lucha eterna contra el fascismo, aunque son ellos los que se comportan como fascistas (control total del Estado).
La elección del domingo, la vivimos y sufrimos de cerca pese a la distancia geográfica (el influjo de las redes sociales que acortan distancias y entregan simultaneidad, como nunca antes). Una elección rodeada de esperanza desde la oposición democrática, y un todo o nada desde el oficialismo dictatorial. Maduro ganó, la dictadura recuerda a Chávez, celebra y apunta literal y metafóricamente a sus enemigos internos y externos. Dedica el triunfo al fascismo, a la ultraderecha internacional y a todo aquel que no rinda pleitesía al “madurismo”, al compañero Maduro y sus sombríos aliados (Cuba y Nicaragua). Venezuela es hoy y ayer, guste o no guste, una dictadura, una sociedad empobrecida con exiliados, migrantes (esos que realmente buscan nuevas oportunidades), prisioneros políticos y fisuras de enemistad al viejo estilo de la Guerra Fría, una película de esas que hemos visto y no terminan bien en su desenlace fratricida. No pocas voces de la región están al menos sorprendidas tras el conteo de votos y la ratificación del tirano rodeado de veedores parciales e “invitados”.
Hay voces alineadas con Caracas y el compañero Maduro, desde antes de las elecciones. Son voces que no creen en la democracia liberal ya que se sustentan en los principios absolutos del Marxismo y Leninismo, esa mirada de mundo fracasada que sigue vigente y se nutre del conflicto, que se juramentó superar el capitalismo y profundizar la democracia. Dicho en simple, aunque se vistan con ropajes democráticos y participen de elecciones, no lo son. Desde Chile, el Partido Comunista (PC) sigue siendo declaradamente marxista-leninista (ni siquiera se sonrojan), con esos lentes ve el pasado, el presente y el futuro, desde esa mirada entiende los conflictos y los antagonismos de opresores y oprimidos, en las fábricas históricas, en las calles y en las universidades. Su lucha se mantiene intacta, el mandato divino es uno solo: superar el capitalismo y la democracia burguesa. Por eso abrazan la causa venezolana y bolivariana, Maduro muestra el camino, es un adelantado y un hermano en la lucha en contra del capital, es una alianza entre el comunismo criollo y el madurismo que se defiende a fuego y sangre. Las bajas (muertes) son los reaccionarios de siempre, los costos de la revolución. Nada nuevo bajo el sol. El PC, mediante un comunicado saludó y apoyó el resultado de la elección presidencial.
El PC local ve con nostalgia los procesos revolucionarios de Cuba, Nicaragua y Venezuela, aprende de esas de experiencias y realiza visitas en terreno, su internacionalismo es no sólo una declaración de principios, no visita dictaduras, recorre y experimenta esos socialismos y sus contradicciones, jamás escucharemos de algún comunista calificar a esos países de dictaduras, no es prudente para ellos referirse a procesos internos de sus hermanos, la orden del partido tampoco lo permite. Esos países están superando al capitalismo, los costos no son comentables en la lógica comunista, los pueblos deben asumirlos en ese tránsito (a ratos infinito y sangriento) al socialismo de Marx y Lenin.
Enhorabuena, el presidente Boric ha estado a la altura del cargo y las circunstancias internacionales, ha declarado como Jefe de Estado sin ambages (rodeos) solicitando explícitamente “transparencia de las actas” acompañadas de “veedores internacionales no comprometidos” y un rotundo: “Desde Chile no reconoceremos ningún resultado que no sea verificable”. Un Boric jugado y al menos por un instante alejado del PC, aunque cabe advertir que ese mismo PC pasará la cuenta y en algún momento dejará de verlo como compañero de ruta, los comunistas no perdonan ni olvidan. Parafraseando al candidato Boric: “Señor Boric, está avisado”, el PC no perdona. Es de esperar que Venezuela no sufra una guerra interna que deje miles de víctimas inocentes que sólo quieren recuperar la libertad, democracia, justicia y paz social; esa Venezuela de libertadores hispanoamericanos de tiempos no tan remotos. Venezuela despertó, la dictadura ocupará la persecución y la intimidación, identificará enemigos internos y externos, la represión recién comienza, y el dictador canta y se burla, la contienda es desigual. Seguiremos atentos a la crisis en Venezuela y sus derroteros con una lección clara, con los comunistas locales y Maduro ni a misa.
Rodrigo Ojeda – Profesor de Historia y Ciencias Sociales