¿Por qué fracasó el centro político en Chile? ¿Será acaso porque le falta un poco de sabor?

La primera vuelta y la elección parlamentaria nos dejaron lecciones que es mejor masticar en frío y digerir lentamente, más allá del resultado de la segunda vuelta, que merecerá un análisis distinto, un postre que hay que analizar y comer por separado.

El Agotamiento de las Viejas Coaliciones

Lo primero que resulta evidente es el agotamiento de las viejas coaliciones de la transición. De poco sirvió que el acompañamiento de partidos como Evópoli, Ciudadanos o el Partido Liberal que aportaron sabores renovados. El plato principal estaba añejo y con esto me refiero a la UDI, RN, la DC, los Radicales, el PPD y el PS. Obviamente, estos últimos tienen la experiencia y la maquinaria para obtener victorias que carecen de importancia simbólica, como es la elección de gobiernos regionales, pero en cuanto a lo sustancial, ambas coaliciones se desfondaron. 

¿Fue Yasna Provoste una buena elección para representar a la Centro Izquierda?

Yasna Provoste es quizás el mejor ejemplo de las malas elecciones que hicieron los viejos partidos de la Concertación. Elegida en una primaria con bajísima participación —especialmente entre jóvenes—, desorganizada —por culpa de las fatigas propias de una coalición que ya no resiste más— y sin ganas por parte de varios de los organizadores, atrapados en las viejas lógicas partidistas. A mi parecer, la candidatura de Paula Narváez hubiese contado con un poco más de dulzura, un sentido socialdemócrata real que representara a Nuevo Trato, en fin, un refresco a la coalición que parece ser la más agotada de todas y que, luego de ganar 5 de las 7 elecciones presidenciales desde la vuelta a la democracia, hoy queda en quinto lugar.

ME-O y el PRO

Marco Enríquez-Ominami demostró que, incluso solo improvisando, con un solo partido, no es sustancialmente más pequeño que toda la ex-concertación junta. Sin embargo, la falta de trabajo en equipo le pasó la cuenta de otras maneras, pues Marco no pudo sacar ningún parlamentario electo, y su partido pasó a la disolución. 

Franco Parisi y el PDG

Los resultados alcanzados por Marco contrastan fuertemente con los logrados por el Partido de la Gente y Franco Parisi. Es claro que este último jugó mucho más en equipo, dándole espacio a sus candidatos al parlamento en la franja, convirtiendo su alta votación no solo en un hito que muchos aún no logran explicar, sino que traduciendo su campaña en influencia duradera de él y su partido, pues los seis parlamentarios electos del PDG, actuarán como bisagra de un parlamento absolutamente polarizado, lo que los pone en una ventajosa situación.

El Fracaso de la Socialdemocracia

Y eso se enmarca dentro del fracaso de la socialdemocracia, pues sus dos candidaturas, la de Marco Enríquez-Ominami y la de Yasna Provoste sumadas, solo obtienen el 19,2%, menos de lo que sacó MEO en 2009 o Guiller en 2017. Esto significa, que, no solo la concertación fracasó, sino que la centro-izquierda completa como proyecto político.

El Fracaso de la Centro-Derecha

Al otro lado el escenario no es mucho más esperanzador. Las elecciones en 2021 han sido muy malas para Chile Vamos, tanto en el plebiscito, donde se diluyeron entre las dos opciones, como en la elección de constituyentes, gobernadores y alcaldes

Las expectativas de su primaria presidencial eran previamente lúgubres, sobretodo si se suma lo obtenido por los tres candidatos representantes de los cuatro partidos de dicha coalición que, entre todos, no sumaban setecientos mil votos, el 50,9% de su propia coalición. 

El Factor Sichel

El salvavidas —muy poco valorado— de la coalición de centro-derecha, fue aceptar que un independiente, liberal, que venía de la ex-concertación participará de su primaria. Él por si solo, sin la maquinaria de los partidos, sacó casi la misma cantidad de votos que la suma de políticos considerados pesos pesados como Joaquín Lavín, o el ex presidente de RN, Mario Desbordes. 

Pero estos 660.000 votos que Sebastián Sichel agregó a la coalición, y que le significaron ganar dicha primaria, al final no sirvieron de mucho, ya que los votos de los otros candidatos no se sumaron a este “foráneo” y “aparecido” en la derecha, por lo que su resultado en primera vuelta no varió en demasía, sacando 900.000 votos, es decir, el 12,8% de los votos.

Es un récord interesante, considerando que el liberalismo tiende a bordear el 10% de las elecciones a las que se presenta, y como no teníamos un liberal en primera vuelta desde hace 69 años en la papeleta en nuestro país, es un digno debut.

Ahora bien, uno podría hacer dos lecturas complementarias. Por una parte, la derrota electoral de Sichel, en conjunto con el fracaso de otros liberales de centro en la convención como Cristóbal Bellolio y Sylvia Eyzaguirre, o el de las parlamentarias como Marcela Sabat, Ignacia Gómez, Luz Poblete y Cote Cumplido, muestran quizás un debilitamiento de las posiciones moderadas, de construcción de puentes y consensuales, que representa a buena parte del liberalismo, a lo que se le suma el triunfo de José Antonio Kast, Rojo Edwards, Tere Marinovic o Johannes Káiser, por mencionar algunos de los discursos más confrontacionales e incendiarios de la ultra derecha. 

Otra crítica que uno podría agregar, para explicar la derrota de la candidatura de Sichel en esta elección, es similar a lo que le sucedió a la ex-concertación frente al Frente Amplio. Y es que el relato de la fusión liberal-conservadora, represemtado por Chile Vamos, está muerto. Es quizás por esto que el esfuerzo intelectual de autores como Ossa y Ortuzar, de crear un relato para Sichel, nunca vio la luz, porque no hay nada menos sexy que la neutralidad que adquieren las quimeras ideológicas de filosofías contrapuestas como el liberalismo-conservador o el socioliberalismo. Y, a pesar de que la campaña de Sichel fue muy buena en primaria y al final de la primera vuelta, las cadenas moderadas que le pusieron los partidos políticos conservadores, apagó el carisma del candidato liberal durante los meses más esenciales de campaña, ese ímpetu y magnetismo que recuperó solo hacia el final. 

El Factor Parisi

Casi empatado, con menos de 900 votos de diferencia, quedó en tercer lugar Franco Parisi. A nivel de ventajas y desventajas en relación a Sichel, podríamos decir que Franco, para su fortuna, no fue ministro de Piñera. La marca del Presidente, ha sido un salvavidas de plomo para cualquiera. Además, Franco fundó su propio partido —al igual que Kast con Republicanos—. Se hace evidente que hay una especie de premio al generar un partido político propio, con candidatura presidencial, siempre y cuando uno se preocupe de promover su lista parlamentaria. Otra cosa que podemos aprender de Parisi, es que una campaña digital es tremendamente importante. Él, desde USA, sin pisar Chile, sin alianzas con otros partidos políticos, con candidatos más bien desconocidos para lo que la clase política esperaría, obtuvo más votos que los dos candidatos de las alianzas históricamente más poderosas de Chile.

Si bien los dos candidatos ganadores merecen su propio análisis, podemos concluir que ambos tienen ideas claras, expuestas de forma frontal y, a pesar de estar en extremos ideológicos, lograron pasar a segunda vuelta. 

Receta para el Éxito

1- Cree su propio partido político. Eso de inscribirse como independiente probablemente no resulte.

2- Su partido político tiene que tener candidato presidencial, sino puede que le pase lo que le sucedió a Sumemos en 2017 (Amplitud, Ciudadanos, Red Liberal y Todos, no llevaron candidato presidencial, y no obtuvieron ningún parlamentario).

3- Preocúpese de llevar una lista parlamentaria buena, en todo el país, aunque no se trate de candidatos particularmente conocidos. Si la popularidad presidencial es alta, se traspasará y obtendrá una bancada parlamentaria. 

4- No se asocie a partidos políticos tradicionales. Hoy por hoy, son “bonos basura” y eso desdibujará su proyecto político innovador y al final le restará puntos. 

5- Posiciónese ideológicamente de forma clara, da lo mismo que tan extremas sean en sus ideas, siempre puede darse volteretas en segunda vuelta y moderar su programa para sumar centristas. 

6- Una buena campaña digital vale más que mil voluntarios en las calles y cien alcaldes apoyándote. La política cambió radicalmente. 

7- Rostros nuevos, gente nueva. No es necesario atraer reliquias políticas del pasado para obtener éxito en un nuevo ciclo político. 

8- Asóciese con la competencia en listas parlamentarias, o en su defecto, trate de sacarlos del juego, como probablemente lo hizo Apruebo Dignidad con la Lista del Pueblo.

9- No crea que su proyecto es chico o de nicho, ya que la política disgregada en varias coaliciones será pan de cada día en este nuevo clima político nacional, y por tanto, cualquier proyecto sobre un 10% puede obtener la masa crítica, para crecer lo suficiente y eventualmente pasar al Balotaje. 

10- No mire a huevo a ningún adversario o potencial socio, porque hoy en política, todo puede pasar.

Por Lucas Blaset

Presidente de Libres

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